La
resiliencia propicia modificaciones conceptuales en las ciencias sociales,
humanas y naturales, asumiendo el componente bio-psico-social-jurídico
espiritual que ilumina y cohesiona los proyectos de avanzada, conlleva una
visión holística, integradora de los dilemas humanos pues plantea que la
activación de factores resilientes en individuos genera también cambios en las
familias y comunidades de las cuales forman parte.
flashvortex
lunes, 28 de mayo de 2012
La autoestima ..
Es la estima que uno tiene
sobre sí mismo, todas las experiencias y vivencias que alimenten la autoestima
se convierten en factores protectores, por ejemplo, ser querido por los que te
rodean, tener logros reconocidos, etc.
La introspección es el arte de preguntarse a sí mismo y darse
una respuesta honesta. Depende de la solidez de la autoestima que se desarrolla
a partir del reconocimiento del otro. De allí la posibilidad de cooptación de
los jóvenes por grupos de adictos o delincuentes, con el fin de obtener ese
reconocimiento. La independencia se definió como el saber fijar límites
entre uno mismo y el medio con problemas; la capacidad de mantener distancia
emocional y física sin caer en el aislamiento. Depende del principio de
realidad que permite juzgar una situación con prescindencia de los deseos del
sujeto. La capacidad de relacionarse, es decir, la habilidad para establecer lazos e intimar
con otras personas, para balancear la propia necesidad de afecto con la actitud
de brindarse a otros. Una autoestima baja o exageradamente alta produce
aislamiento, si es baja, por autoexclusión vergonzante y si es demasiado alta,
puede generar rechazo por la soberbia que se supone. La iniciativa es el gusto de
exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes. El humor
es encontrar lo cómico en la propia tragedia. Las personas que pueden reírse de
sus propios problemas son más fuertes. Permite ahorrarse sentimientos negativos
aunque sea transitoriamente y soportar situaciones adversas, alivia tensiones y
nos hace ver la vida con optimismo. La creatividad, como
la capacidad de crear, dándole a las
cosas belleza, a pesar del caos y el
desorden. Fruto de la capacidad de reflexión, se desarrolla a partir del juego
en la infancia. La moralidad, entendida como la consecuencia de extender el
deseo personal de bienestar a todos los semejantes y la capacidad de comprometerse
con valores. Es la base del buen trato hacia los otros.
Por último, destacaremos las características de las personas
resilientes:
Autoconfianza: Desarrollan
confianza en sus habilidades para resolver problemas y confíe en sus instintos.
Visión Personal: Tienen una
visión clara de lo que quiere lograr. Tratan
de visualizar lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.
Flexibilidad: Están alertas y son sensible a los cambios en el entorno. Son capaces de cambiar sus “armas” para responder a los cambios que surjan.
Organización: Crean métodos que los ayudan a lograr orden y estabilidad. Establecen metas realistas, que por pequeñas que sean, les ayuden a progresar.
Solución de Problemas: Ven los problemas y retos como oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Separan los problemas en pequeñas partes. Colaboran con los demás.
Flexibilidad: Están alertas y son sensible a los cambios en el entorno. Son capaces de cambiar sus “armas” para responder a los cambios que surjan.
Organización: Crean métodos que los ayudan a lograr orden y estabilidad. Establecen metas realistas, que por pequeñas que sean, les ayuden a progresar.
Solución de Problemas: Ven los problemas y retos como oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Separan los problemas en pequeñas partes. Colaboran con los demás.
Relaciones Interpersonales: Demuestran
empatía y entendimiento para con los demás.
Conectado Socialmente: Participan en grupos comunitarios, organizaciones religiosas, sociales u otros grupos de su localidad. Descubren intereses comunes. Contribuyen al bienestar de los demás.
Conectado Socialmente: Participan en grupos comunitarios, organizaciones religiosas, sociales u otros grupos de su localidad. Descubren intereses comunes. Contribuyen al bienestar de los demás.
Fuentes
De acuerdo a investigaciones realizadas por Edith Grotberg (1997) los individuos toman
factores de resiliencia de cuatro fuentes:
“Yo tengo" en mi entorno social, el individuo comprende y puede decir que tiene
personas en las cuales apoyarse, en quienes puede confiar, y que lo guiarán y
cuidarán de él.
“Yo soy" y "yo estoy",
hablan de las fortalezas intrapsíquicas y condiciones personales. Se trata de
que el menor aprenda a respetarse a sí mismo y al prójimo, que sea querido por
los demás y que esté dispuesto a responsabilizarse de sus actos.
“Yo puedo",
concierne a las habilidades en las relaciones con los otros. Se refiere a la
capacidad de hablar sobre sus cosas, de poder buscar la manera de salir de sus
problemas o encontrar ayuda cuando la necesita.
Reintegración
La reintegración podrá tomar alguna de estos caminos: una
disfunción, como drogas o intento de homicidio con rasgos de
inadaptación, como la pérdida de la autoestima o la capacidad de enfrentar
sanamente los problemas con regreso del individuo a la zona de bienestar
con el incremento de resiliencia.
El modelo de resiliencia
ofrece dos mensajes importantes: la adversidad no conduce automáticamente a la
disfunción y en caso de conducirla, se puede cambiar con el tiempo.
El ambiente es crucial para
la resiliencia del individuo, ya que por
un lado los factores protectores se desarrollaron en gran parte ahí, y en
segundo porque las condiciones ambientales inmediatas exigentes en adición a la
amenaza o tensión contribuyen a contrapesar las respuestas del individuo,
pasando de la inadaptación o disfunción a la
resiliencia.
La resiliencia puede ser fomentada, se ha observado
que la resiliencia puede alimentarse tanto de factores temperamentales (que
vienen con el nacimiento, pero pueden ser moldeadas), como de factores
ambientales, las cuales pueden adquirirse o modificarse.
La resiliencia se funda en una interacción entre la
persona y su entorno, no es una capacidad absoluta ni estable, pero si una
capacidad universal.
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Investigaciones realizadas
por Richardson, Neiger, Jonson y Kumpter (1990) arrojan como resultado que la
construcción de resiliencia en los adultos es semejante a la de los niños. De acuerdo con el modelo de
resiliencia, cuando un individuo de cualquier edad sufre una adversidad, en
principio se pone en contacto con ciertos rasgos propios y ambientales que
amortiguan esa adversidad, si cuenta con suficiente protección, el individuo se
adapta a la dificultad sin experimentar rupturas significativas en su vida, lo que le
permite estar en una zona de homeostasis o avanzar a un nivel de mayor
resiliencia debido a la fortaleza emocional y a los saludables mecanismos de
defensa. Ellos desarrollan los procesos
de superar la adversidad, sin la necesaria proyección el individuo atraviesa un
proceso de ruptura psicológica y luego con el tiempo se reintegra de esa ruptura.
La disponibilidad de factores protectores personales y ambientales influirá en
el tipo de integración.
Los Tres Pilares.
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, niños y adultos, aprendemos a reponemos de las crisis, a seguir adelante. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cieno punto somos vulnerables y que —salvo casos extremos— la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir tirando”, “el mundo no se acaba’hoy”, etcétera. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan a situaciones de estrés cada vez más notables, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas. «Es como si les faltaran elementos en la caja de herramientas de la vida grafican muy bien las licenciadas Lea Teitelman y Diana Arazi, psicólogas y docentes especializadas en esta nueva óptica que apuntala los aspectos más positivos de la personalidad“Existen tres pilares que sostienen la capacidad de resiliencia», explican Teitelman y Arazi:
1)La capacidad de juego. No tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en esto e sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de un larga vista permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.2)La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Y para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos, admiración, qué sirven como guías y estimulo. Es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse”. Esto que viene a veces naturalmente con el modo de ser de La persona, puede ser estimulado por educadores y terapeutas. Son esenciales asimismo las llamadas redes de sostén o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran con apoyo y estímulo permanentes.3)El auto sostén. Se puede resumir como un mensaje que la persona elabora para si misma. “Yo sé que esto me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me puedo sostener en la vida.
Renacer, como el Ave Fénix, Volver a empezar después de una pérdida. Seguir tirando a pesar de un cáncer. Recuperarse tras una adicción. La “resiliencia” es la capacidad de auto sostén.Por qué algunas personas, niños o adultos, logran salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas, traumatismos y amenazas graves contra su salud y su desarrollo en tanto otras quedan seriamente afectadas para el resto de su vida? Hace dos décadas esta pregunta produjo un cambio radical en la manera de encarar las repercusiones personales y sociales que sufren los seres humanos después de una crisis severa. Más que de una nueva forma de tratar el llamado estrés postraumático, se trata de una mirada distinta acerca de la manera en que los diferentes seres humanos afrontan las posibles causa de ese estrés: malas condiciones y vejaciones en la familia, reclusión en campos de prisioneros, situaciones de crisis, como las causadas por la viudez o el divorcio, las grandes pérdidas económicas o de cualquier otra índole.En lugar de preguntarse por las causas de la patología física o espiritual que esas catástrofes generan, el nuevo punto de vista supone indagar de qué condiciones está dotada esa minoría; por qué y de qué manera logra escapar a los males propios de los llamados «grupos de riesgo”. De los núcleos más expuestos se comenzó a trabajar con chicos de la calle y, dentro de ellos, con una minoría libre de las patologías a las que la teoría y las estadísticas parecían condenados fatalmente —alcoholismo delincuencia, adicción a las drogas, etc.—. Para convenirse, en cambio, en seres predispuestos a llevar una vida de proyectos y realizaciones en personas integradas y normales. Este fenómeno, denominado “resiliencia”, hoy es objeto del creciente interés de parte de educadores, psicoterapeutas y sociólogos. Se apunta a las potencialidades del sujeto (aquello que puede hacer bien) que a un pronóstico que lo condena por sus «fallas de origen” y al que sólo se puede ayudar rescatando a lo de lo que hace mal.
lunes, 7 de mayo de 2012
Resiliencia
La resiliencia o resilencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo derecuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.
El análisis de la psicología respecto a la resiliencia ha cambiado con los años. Durante mucho tiempo, este tipo de respuestas eran consideradas como inusuales o patológicas. Sin embargo, los psicólogos actuales reconocen que se trata de una respuesta común como forma de ajuste frente a la adversidad.
La psicología positiva considera a los problemas comodesafíos, que son enfrentados y superados por las personas gracias a la resiliencia. Existen distintas circunstancias que favorecerán o no el desarrollo de la resiliencia en cada hombre, como la educación, las relaciones familiares y el contexto social.
Los especialistas afirman que la resiliencia está vinculada a la autoestima, por lo que es importante trabajar con los niños desde pequeños para que puedan desarrollar sanamente esta capacidad.
Un niño con buena autoestima se transformará en un adulto con buena capacidad de resiliencia, por lo que estará preparado para superar los obstáculos que encuentre a lo largo de su vida.
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