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lunes, 18 de junio de 2012

Desde Pequeño



Para hablar de resiliencia, basta con remitirnos a cualquier cantidad de información de los medios para referirse a niños, mujeres, ancianos y seres marginales en situación de riesgo.
Cada caso es más sensacionalista que otro suena más o vende más, sin embargo el observador sagaz se da cuenta que mucho hay de negativo en el sistema y en el tejido social que destaca solo lo que impacta.
Es así cuando entra el factor de la resiliencia como contraparte; por cada tanda de noticias trágicas debería igualmente desplegarse otras a manera de semillas constructivas que permitan el cambio hacia un nivel de vida más llevadero, hacia un recorrer senderos diferentes de los ya transitados, en los cuales las opciones de crecer y desarrollar las potencialidades internas y la autoestima.
Hay que dar un salto cualitativo de la pobreza en todos sus niveles a la no- pobreza que es algo distinto al término riqueza.

Lo que Hace resilientes a las Personas

Lo que hace resilientes a las personas
Existen factores internos como la autoestima, el optimismo, la fe, la confianza en sí mismo, la responsabilidad, la capacidad de elegir o de cambio de las competencias cognoscitivas.
Una vez fortalecidos estos aspectos, que se conjugan en lo que llamamos espíritu. Además se refuerzan las posibilidades del grupo de apoyar a las personas como ser humano integro, seguro y capaz de salir adelante.
Por ello es importante, además de desarrollar factores internos, afianzar los apoyos externos. Sin embargo, si la autoestima es baja o no se conjuga bien con las destrezas sociales, o si la esperanza en uno mismo no fluye no se canaliza de la mejor manera y si se le quita al individuo el apoyo externo vuelven a derrumbarse.
Trato estable con al menos uno de los padres u otra persona de referencia.
  1. Apoyo social desde dentro y fuera de la familia
  2. Clima educativo emocionalmente positivo, abierto, orientador y regido por normas.
  3. Modelos sociales que estimulen un conductismo constructivo.
  4. Balance de responsabilidades sociales y exigencia de resultados.
  5. Competencias cognoscitivas.
  6. Rasgos conductistas que favorecen a una actitud eficaz.
  7. Experiencia de autoeficacia, confianza en uno mismo y concepto positivo de uno mismo.
  8. Actuación positiva frente a los inductores del stress.
  9. Ejercicio de sentido, estructura y significado en el propio crecimiento.
Son condicionantes externos los de carácter social, económico, familiar, institucional, espiritual, recreativo y religioso, los cuales son promovidos o facilitados por el ambiente, las personas, las instituciones y las familias que intervienen en la atención, el trato y el tratamiento de los grupos e individuos que están en situación de riesgo y vulnerabilidad.
  Al margen de los ya mencionados, caben otros ámbitos y claves que la resiliencia genera no pocos insisten en la necesidad de contar con buenos modelos de rol en la vida diaria especialmente cuando se trata de niños, personas de las cuales los individuos u otros niños pueden aprender. En la actualidad algunos educadores han desarrollado estas técnicas con experiencias realizadas en el campo con bosques, flores y demás.
También constan entre los factores externos los factores de riesgo que pueden ser muchos, los cuales vulnerabilizan la integridad psíquica, moral, espiritual y social.
No basta con compartir su cotidianidad y diluirse en ella, ni reflexionar su problemática identificando los factores de riesgo que los llevó a tomar esta opción, pues sería vulnerabilizar aún mas sus condiciones de vida, sobre todo se fomenta una doble estigmatización, marcándoles con una etiqueta como de callejero, drogadicto, etc.

lunes, 28 de mayo de 2012


La resiliencia propicia modificaciones conceptuales en las ciencias sociales, humanas y naturales, asumiendo el componente bio-psico-social-jurídico espiritual que ilumina y cohesiona los proyectos de avanzada, conlleva una visión holística, integradora de los dilemas humanos pues plantea que la activación de factores resilientes en individuos genera también cambios en las familias y comunidades de las cuales forman parte.

La autoestima ..


Es la estima que uno tiene sobre sí mismo, todas las experiencias y vivencias que alimenten la autoestima se convierten en factores protectores, por ejemplo, ser querido por los que te rodean, tener logros reconocidos, etc.

La introspección es el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. Depende de la solidez de la autoestima que se desarrolla a partir del reconocimiento del otro. De allí la posibilidad de cooptación de los jóvenes por grupos de adictos o delincuentes, con el fin de obtener ese reconocimiento. La independencia se definió como el saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; la capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento. Depende del principio de realidad que permite juzgar una situación con prescindencia de los deseos del sujeto. La capacidad de relacionarse, es decir, la habilidad para establecer lazos e intimar con otras personas, para balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros. Una autoestima baja o exageradamente alta produce aislamiento, si es baja, por autoexclusión vergonzante y si es demasiado alta, puede generar rechazo por la soberbia que se supone. La iniciativa es el gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes. El humor es encontrar lo cómico en la propia tragedia. Las personas que pueden reírse de sus propios problemas son más fuertes. Permite ahorrarse sentimientos negativos aunque sea transitoriamente y soportar situaciones adversas, alivia tensiones y nos hace  ver  la vida con optimismo. La creatividad, como la  capacidad de crear, dándole a las cosas  belleza, a pesar del caos y el desorden. Fruto de la capacidad de reflexión, se desarrolla a partir del juego en la infancia. La moralidad, entendida como la consecuencia de extender el deseo personal de bienestar a todos los semejantes y la capacidad de comprometerse con valores. Es la base del buen trato hacia los otros.
Por último, destacaremos las características de las personas resilientes:
Autoconfianza: Desarrollan confianza en sus habilidades para resolver problemas y confíe en sus instintos.
Visión Personal: Tienen una visión clara de lo que quiere lograr. Tratan  de visualizar lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.
Flexibilidad: Están alertas y son  sensible a los cambios en el entorno. Son  capaces de cambiar sus “armas” para responder a los cambios que surjan.
Organización: Crean métodos que los ayudan a lograr orden y estabilidad. Establecen metas realistas, que por pequeñas que sean, les ayuden a progresar.
Solución de Problemas: Ven los problemas y retos como oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Separan los problemas en pequeñas partes. Colaboran con los demás.
Relaciones Interpersonales: Demuestran empatía y entendimiento para con los demás.
Conectado Socialmente: Participan en grupos comunitarios, organizaciones religiosas, sociales u otros grupos de su localidad. Descubren intereses comunes. Contribuyen al bienestar de los demás.

Fuentes


De acuerdo a investigaciones realizadas  por  Edith Grotberg (1997) los individuos toman factores de resiliencia de cuatro fuentes:
Yo tengo" en mi entorno social, el  individuo comprende y puede decir que tiene personas en las cuales apoyarse, en quienes puede confiar, y que lo guiarán y cuidarán de él.
“Yo soy" y "yo estoy", hablan de las fortalezas intrapsíquicas y condiciones personales. Se trata de que el menor aprenda a respetarse a sí mismo y al prójimo, que sea querido por los demás y que esté dispuesto a responsabilizarse de sus actos.
Yo puedo", concierne a las habilidades en las relaciones con los otros. Se refiere a la capacidad de hablar sobre sus cosas, de poder buscar la manera de salir de sus problemas o encontrar ayuda cuando la necesita.







Reintegración


La reintegración  podrá tomar alguna de estos caminos: una disfunción, como   drogas o intento de homicidio con rasgos de inadaptación, como la pérdida de la autoestima o la capacidad de enfrentar sanamente los problemas con regreso del individuo a la zona de bienestar con  el incremento de resiliencia.
El modelo de resiliencia ofrece dos mensajes importantes: la adversidad no conduce automáticamente a la disfunción y en caso de conducirla, se puede cambiar con el tiempo.
El ambiente es crucial para la resiliencia  del individuo, ya que por un lado los factores protectores se desarrollaron en gran parte ahí, y en segundo porque las condiciones ambientales inmediatas exigentes en adición a la amenaza o tensión contribuyen a contrapesar las respuestas del individuo, pasando de la inadaptación o disfunción a la  resiliencia.
La resiliencia puede ser fomentada, se ha observado que la resiliencia puede alimentarse tanto de factores temperamentales (que vienen con el nacimiento, pero pueden ser moldeadas), como de factores ambientales, las cuales pueden adquirirse o modificarse.

La resiliencia se funda en una interacción entre la persona y su entorno, no es una capacidad absoluta ni estable, pero si una capacidad universal.

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Investigaciones realizadas por Richardson, Neiger, Jonson y Kumpter (1990) arrojan como resultado que la construcción de resiliencia en los adultos es semejante a  la de los niños. De acuerdo con el modelo de resiliencia, cuando un individuo de cualquier edad sufre una adversidad, en principio se pone en contacto con ciertos rasgos propios y ambientales que amortiguan esa adversidad, si cuenta con suficiente protección, el individuo se adapta a la dificultad sin experimentar  rupturas significativas en su vida, lo que le permite estar en una zona de homeostasis o avanzar a un nivel de mayor resiliencia debido a la fortaleza emocional y a los saludables mecanismos de defensa. Ellos desarrollan  los procesos de superar la adversidad, sin la necesaria proyección el individuo atraviesa un proceso de ruptura psicológica y luego con el tiempo se reintegra de esa ruptura. La disponibilidad de factores protectores personales y ambientales influirá en el tipo de integración. 

Los Tres Pilares.


Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, niños y adultos, aprendemos a reponemos de las crisis, a seguir adelante. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cieno punto somos vulnerables y que —salvo casos extremos— la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir tirando”, “el mundo no se acaba’hoy”, etcétera. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan a situaciones de estrés cada vez más notables, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas. «Es como si les faltaran elementos en la caja de herramientas de la vida grafican muy bien las licenciadas Lea Teitelman y Diana Arazi, psicólogas y docentes especializadas en esta nueva óptica que apuntala los aspectos más positivos de la personalidad“Existen tres pilares que sostienen la capacidad de resiliencia», explican Teitelman y Arazi:
1)La capacidad de juego.
 No tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en esto e sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de un larga vista permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.2)La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Y para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos, admiración, qué sirven como guías y estimulo. Es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse”. Esto que viene a veces naturalmente con el modo de ser de La persona, puede ser estimulado por educadores y terapeutas. Son esenciales asimismo las llamadas redes de sostén o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran con apoyo y estímulo permanentes.3)El auto sostén. Se puede resumir como un mensaje que la persona elabora para si misma. “Yo sé que esto me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me puedo sostener en la vida.


Renacer, como el Ave Fénix, Volver a empezar después de una pérdida. Seguir tirando a pesar de un cáncer. Recuperarse tras una adicción. La “resiliencia” es la capacidad de auto sostén.Por qué algunas personas, niños o adultos, logran salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas, traumatismos y amenazas graves contra su salud y su desarrollo en tanto otras quedan seriamente afectadas para el resto de su vida? Hace dos décadas esta pregunta produjo un cambio radical en la manera de encarar las repercusiones personales y sociales que sufren los seres humanos después de una crisis severa. Más que de una nueva forma de tratar el llamado estrés postraumático, se trata de una mirada distinta acerca de la manera en que los diferentes seres humanos afrontan las posibles causa de ese estrés: malas condiciones y vejaciones en la familia, reclusión en campos de prisioneros, situaciones de crisis, como las causadas por la viudez o el divorcio, las grandes pérdidas económicas o de cualquier otra índole.En lugar de preguntarse por las causas de la patología física o espiritual que esas catástrofes generan, el nuevo punto de vista supone indagar de qué condiciones está dotada esa minoría; por qué y de qué manera logra escapar a los males propios de los llamados «grupos de riesgo”. De los núcleos más expuestos se comenzó a trabajar con chicos de la calle y, dentro de ellos, con una minoría libre de las patologías a las que la teoría y las estadísticas parecían condenados fatalmente —alcoholismo delincuencia, adicción a las drogas, etc.—. Para convenirse, en cambio, en seres predispuestos a llevar una vida de proyectos y realizaciones en personas integradas y normales. Este fenómeno, denominado “resiliencia”, hoy es objeto del creciente interés de parte de educadores, psicoterapeutas y sociólogos. Se apunta a las potencialidades del sujeto (aquello que puede hacer bien) que a un pronóstico que lo condena por sus «fallas de origen” y al que sólo se puede ayudar rescatando a lo de lo que hace mal.

lunes, 7 de mayo de 2012

Resiliencia


La resiliencia o resilencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo derecuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.
El análisis de la psicología respecto a la resiliencia ha cambiado con los años. Durante mucho tiempo, este tipo de respuestas eran consideradas como inusuales o patológicas. Sin embargo, los psicólogos actuales reconocen que se trata de una respuesta común como forma de ajuste frente a la adversidad.
La psicología positiva considera a los problemas comodesafíos, que son enfrentados y superados por las personas gracias a la resiliencia. Existen distintas circunstancias que favorecerán o no el desarrollo de la resiliencia en cada hombre, como la educación, las relaciones familiares y el contexto social.
Los especialistas afirman que la resiliencia está vinculada a la autoestima, por lo que es importante trabajar con los niños desde pequeños para que puedan desarrollar sanamente esta capacidad.
Un niño con buena autoestima se transformará en un adulto con buena capacidad de resiliencia, por lo que estará preparado para superar los obstáculos que encuentre a lo largo de su vida.